La vida de Christopher Scott Kyle bien valía una película, y el responsable de hacer “Francotirador” fue Clint Eastwood. La producción se transformó en la gran sorpresa en las candidaturas a los Oscar, con seis postulaciones: mejor película; mejor protagónico (Bradley Cooper); mejor guión adaptado; mejor montaje; mejor sonido y mejor edición de sonido.
Kyle escribió una autobiografía, que es el eje de la película. El tirador más letal de las fuerzas armadas norteamericanas vivió apenas 39 años. Nació en Texas; desde chico aprendió a manejar armas; tuvo un accidente que lo dejó con una discapacidad física en un brazo; pese a ello, logró entrar a la Armada de Estados Unidos (al selecto grupo de los SEAL); fue enviado a Irán en 2003 y apodado por sus enemigos “el demonio de Ramadi” (quien lo matase recibiría como recompensa U$S 20.000); pidió la baja y hace casi dos años fue asesinado por otro veterano en un campo de tiro de su país.
Se ganó su fama lejos de las confrontaciones cuerpo a cuerpo en el campo de batalla. Su especialidad era el disparo a distancia, capacidad que le permitió acreditar 160 muertes (confirmadas por otro observador militar), aunque él aseguraba haber matado a 255 iraquíes, 40 de ellos en un mismo día en Fallujah. Además, tiene el récord de haber abatido a un hombre a 2.100 metros. Fue herido dos veces, sobrevivió a seis explosiones y ganó dos Estrellas de Plata y cinco Estrellas de Bronce.
Eastwood narró su historia rodeándola de cuestiones épicas y del mérito de haber salvado cientos de vidas de sus compañeros de armas. Pero la película no fue ajena a las críticas, en especial a la de Michael Moore, quien remarcó que no tiene nada de heroico: “los francotiradores son unos cobardes que te dispararán por la espalda”. También hubo cuestionamientos por el tono belicista, racista e islamofóbico de la narración. El propio Kyle sufrió las secuelas psicológicas de sus actos al salir de las filas y tratar de integrarse a la sociedad como un civil más y de recomponer su deteriorada familia.
El filme fue el más visto en el fin de semana de su estreno en Estados Unidos y en Canadá, países donde recaudó más de U$S 100 millones en cuatro días y desplazó así a tanques de peso como “Avatar” en la grilla histórica de ingresos.